jueves, 26 de julio de 2012

Mi niña. La niña. Yo. La niña. Yo. Mi niña. Yo.

Tengo una niña entre las piernas y tiene miedo. La escucho llorar. No la toco y no hablo con ella. Me acerco un poco y ella sigue llorando. Mi niña llora porque le duele el vientre, tiene miedo. La niña que vive entre mis piernas me pide que la acaricie. Ya no quiere que crezca. Mi niña llora. Ya no quiere que le duela el vientre y llora. Ya no quiere que crezca y llora. Sangra. Sangra y llora. Mi niña tiembla de miedo. Llora. Me pregunta si seguirá creciendo y llora. Le respondo que pronto desaparecerá y llora. Le digo que ya se lo van a quitar y sangra. Sangra y llora. Le digo que ella es más fuerte que él. Sangra. Sangra y llora. La abrazo y sigue llorando. Hoy la niña que vive entre mis piernas se siente sola. La quiero abrazar pero me siento sola. Estoy sola. Hoy la niña llora. Le pido que sea fuerte pero me siento cansada. Estoy cansada. La niña llora porque tiene miedo. Me necesita. Te necesito.