sábado, 9 de agosto de 2014

Armonía


            Ellas están sentadas una frente a la otra. Desnudas. En cuerpo y alma se fueron desnudando y compenetrando. Se amaron. Espejo y reflejo de un deseo. Sus cuerpos son casi idénticos. Sus senos totalmente simétricos. Una respira y la otra también. Se acompañan. Se abrazan. Se miran y mueven al mismo tiempo. Colocan sus rodillas sobre el piso y se levantan. Se acercan. Sus manos se tocan con la punta de sus dedos. Milímetro a milímetro van acariciándose y reconociéndose. Una vez que toda la palma de sus manos entra en contacto dejan que sus dedos se entrelacen. Ellas miran sus manos como si fueran ajenas. Abruptamente sus miradas se cruzan. Su respiración se contiene. Su palpitar también. Sólo se miran. Están juntas. No hay tiempo. No hay espacio. Sólo están ellas. Se tienen. Una frente a otra. Sorprendidas se acarician el brazo y voltean para que sus espaldas se empalmen. Ensamblan perfectamente. Se complementan. Sus piernas son bellas. Sus cuerpos un reflejo. Equilibrio de almas. Mujeres que se aman.

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