Ellas están sentadas una frente a la otra.
Desnudas. En cuerpo y alma se fueron desnudando y compenetrando. Se amaron.
Espejo y reflejo de un deseo. Sus cuerpos son casi idénticos. Sus senos
totalmente simétricos. Una respira y la otra también. Se acompañan. Se abrazan.
Se miran y mueven al mismo tiempo. Colocan sus rodillas sobre el piso y se
levantan. Se acercan. Sus manos se tocan con la punta de sus dedos. Milímetro a
milímetro van acariciándose y reconociéndose. Una vez que toda la palma de sus
manos entra en contacto dejan que sus dedos se entrelacen. Ellas miran sus
manos como si fueran ajenas. Abruptamente sus miradas se cruzan. Su respiración
se contiene. Su palpitar también. Sólo se miran. Están juntas. No hay tiempo.
No hay espacio. Sólo están ellas. Se tienen. Una frente a otra. Sorprendidas se
acarician el brazo y voltean para que sus espaldas se empalmen. Ensamblan
perfectamente. Se complementan. Sus piernas son bellas. Sus cuerpos un reflejo. Equilibrio de almas. Mujeres que se aman.
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