domingo, 19 de abril de 2015

Tu olor.

 
 
Ese aroma que me dejó ser como realmente soy. Es tu aroma lo que me acercó. Ese olor que despertó el deseo más primitivo de mi ser. Mi ser mujer. Esa hembra que soy, y que te olfatea. Esa yegua que te conoció y te montó. Sin recato, sin juicios, ni prejuicios. Sólo mi deseo y tú. Tú y yo. Mi deseo y yo…
Nos fuimos conociendo y reconociendo en cada caricia, en cada momento en el que tu cuerpo se acercaba al mío. En cada ida y venida llenos de placer y gozo. Entre silencios, susurros, y la sutileza natural que debajo lleva y conlleva nuestra historia. Secretos y complejidades que nos hacen únicos, pero que hoy nos tienen aquí juntos. Así, entregándonos el uno al otro. Empezamos nuestra historia. Es el principio de algo. No sé qué, pero ya comenzó.

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